domingo, 14 de marzo de 2010

Hace 100 años se inauguró la línea ferroviaria de la Línea Sur


El próximo sábado 20 de marzo se cumplirán 100 años de un acontecimiento muy importante para la línea sur del Territorio Nacional de Río Negro. Aquel día se produjo la inauguración oficial del primer tramo del Ferrocarril del Estado, entre la cabecera del Atlántico, en San Antonio Oeste y el pueblo de Valcheta. El acontecimiento tuvo especial relieve por la presencia del presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta.

El clima de fiesta cívica que se vivió en aquellas incipientes poblaciones rionegrinas fue como una especie de anticipo para los grandes faustos del Centenario de la Revolución de Mayo, que sería conmemorada con multitudinarios actos el 25 de mayo de 1910.
La crónica siguiente, que procura reflejar algunos detalles del viaje de Figueroa Alcorta en el tren inaugural, fue posible gracias a la colaboración de dos apasionados difusores de la historia de San Antonio y sus alrededores: Juan Carlos Irizar, bioquímico, cronista y conductor del programa radial “La historia en piyamas”, y Adolfo Raúl Fragoza, ex ferroviario (de pura raza!) y notable recopilador de datos. Para las ilustraciones se recurrió a una colección privada, en la ciudad de Buenos Aires, donde se ubicó el artículo publicado en la revista “Caras y Caretas”, tan popular hace un siglo como lo es hoy el semanario “Gente”.
El puntapié inicial
La construcción del ramal del Ferrocarril de Estado entre San Antonio Oeste y el lago Nahuel Huapi (que demandaría más de 25 años para su ejecución total) fue alentada por el ministro Ezequiel Ramos Mexía, titular de las carteras nacionales de Agricultura y Obras Públicas de aquellos años. El plan de Ramos Mexía contemplaba el tendido de 3 ramales patagónicos, que unirían puertos y poblaciones con claro sentido integrador. Suele equivocarse algunos recopiladores de la historia patagónica al pensar que esta red ferroviaria fue diseñada y desarrollada por capitales británicos. No, fue una de las grandes obras del Estado. Que después fuese especialmente aprovechada por los ingleses, para transportar con flete barato la lana esquilada en sus enormes estancias, es otra historia.
Estaban proyectadas las líneas Comodoro Rivadavia-Colonia Sarmiento; Puerto Deseado-Colonia Las Heras; y la que atravesaría todo el sur de Río Negro: San Antonio Oeste-Nahuel Huapi. Este diagrama se completaría con un ramal que correría de norte a sur, al costado de la Cordillera de los Andes.
Los estudios previos a la obra del ramal que nos ocupa estuvieron a cargo del geólogo estadounidense Bailey Willis; y para la dirección técnica fue contratado un joven ingeniero italiano, que ya acumulaba experiencia en la construcción de la primera línea de subterráneos de Buenos Aires: Guido Jacobacci. Los trabajos comenzaron a fines de 1908, con la instalación del muelle de Punta Verde, en el mismo sitio en donde la municipalidad de San Antonio Oeste creó un balneario marítimo de enorme belleza. Allí comenzaron a llegar, por barcos de ultramar, los cargamentos con rieles, durmientes y clavos, tres grúas de gran porte, herramientas de diverso tipo y la primera locomotora, que fue importada de Inglaterra semi desarmada. ¡San Antonio Oeste bullía de actividad, con sonidos nuevos y una interesante mezcla de idiomas hablados por los técnicos y operarios.
Irizar escribió (en uno de los cuadernillos de la serie “Rescatando Ayeres”) que “no estaba en la imaginación de los pioneros, que hasta entonces sólo habían pensado en un pequeño puerto que acortara el camino de las carretas, esta nueva situación que ahora les caía del cielo”.
Describe después el avance de los rieles. “El ritmo de trabajo era muy bueno. Se colocaban 600 metros de vía por día y se transportaban 140 toneladas de carga útil, entre balasto, vías, herramientas, provisiones para los animales, etc”.
En diciembre de 1909 se completaron 100 kilómetros de vía, y a principios del otro año los rieles estaban llegando a Valcheta.
Aquel gran día
Adolfo Fragoza recibió al cronista en su casa de San Antonio Oeste y en amena charla desgranó datos de gran importancia, sobre la construcción del ramal y la primera etapa hasta Valcheta. Debe tenerse en cuenta que este memorioso vecino, con casi 84 años de edad que cumplirá en mayo, fue ferroviario durante casi 5 décadas y es hijo de otro trabajador del riel, que ocupó distintas funciones a partir de 1913, por lo cual su conocimiento del tema es cabal y muy fuerte su pasión por la historia del ferrocarril.
De su trabajo escrito “Paralelas de acero”, con su consentimiento extraemos estos párrafos del gran día, aquel 20 de marzo de 1910.
“Con la llegada de nuevo material rodante entre ellos tanques para el transporte de agua, se produce la inauguración del primer tramo de vía entre San Antonio y Valcheta, el 20 de marzo de 1910, con la asistencia del Presidente de la Nación Dr. José Figueroa Alcorta, acompañado por el Ministro de Obras Públicas Dr. Ezequiel Ramos Mexía. También integró la comitiva el Dr. Roque Sáenz Peña, sucesor en la Presidencia de la Nación de Figueroa Alcorta. La inauguración oficial de los primeros cien kilómetros de vías se llevó a cabo en el galpón de cargas de Valcheta adonde arribaron, luego de haber abordado en el muelle de Punta Verde, el tren presidencial. El presidente había llegado al puerto de San Antonio en el vapor de río “Mitre” junto a su comitiva y la banda de la marinería de Puerto Belgrano.
El paso del presidente por este pueblo fue saludado por los vecinos quienes no pudieron hablar con el primer magistrado observándose carteles de bienvenida. Uno de ellos decía textualmente: En 1810 se abre a la vida una nueva nación, en 1910 se abre a la vida una nueva región.
Con gran júbilo los pobladores de San Antonio festejaban la provisión de agua desde Valcheta por ferrocarril, que comenzó a producirse inmediatamente después de la inauguración de este primer tramo de vía. Se había cumplido la etapa más importante de la proyectada línea férrea que proponía a esta población un cambio sustancial en la vida de sus habitantes.
Un hecho para destacar fue el que protagonizó el Dr. Roque Sáenz Peña cuando en el primer asentamiento ferroviario ubicado en el kilómetro cinco, derramó gérmenes de trigo, avena, cebada y lino prometiendo volver, cuando sea presidente, para observar el fruto de ese puñado de semillas. Efectivamente, ya siendo presidente, en viaje a Ushuaia hizo escala en el puerto de San Antonio para verificar personalmente el resultado de aquel simbolismo que había dejado en pleno desierto patagónico”.
El presidente en Río Negro
Hace 100 años los viajes presidenciales al interior no tenían la breve extensión ni la vertiginosidad de los traslados actuales en modernos aviones jet. El presidente Figueroa Alcorta le destinó 6 días a la visita al Territorio Nacional de Río Negro, con dos entradas por vías y transportes diferentes: al Alto Valle en tren y a San Antonio Oeste en barco.
De la consulta a la crónica de “Caras y Caretas” es posible extraer estos datos sobre el itinerario. El día 15 de marzo a la diez de la noche partió de Plaza Constitución un convoy especial en el que viajaban el presidente Figueroa Alcorta, el ministro Ramos Mexía, el futuro presidente Roque Sáenz Peña y otros invitados especiales. El destino era la estación de Cipolletti adonde llegarían en la tarde del día 16, para trasbordar a una flota de autos con dirección a la zona de la Cuenca Vidal, en donde el día 17 se colocó la piedra fundamental del Lago Pellegrini “obra que contribuirá al desenvolvimiento agropecuario de aquellas apartadas regiones”.
Terminada la ceremonia ese mismo día 17 de marzo toda la comitiva presidencial volvió al tren, para volver atrás en el camino, con destino al Puerto Militar de Bahía Blanca. El día 19 el jefe de Estado y sus acompañantes se embarcaron en los buques “Buenos Aires”, “9 de Julio” y “Madrid” para una navegación de un día hasta Punta Verde, en San Antonio Oeste. Allí nuevamente subieron a un tren, en este caso una formación del Ferrocarril del Estado hacia la punta de rieles en Valcheta, a 109 kilómetros de distancia. La crónica de “Caras y Caretas” consigna que, en su discurso, Figueroa Alcorta “abundó en consideraciones sobre la misión colonizadora de los ferrocarriles del Estado”.
Finalmente, después del almuerzo servido en la barraca de Peirano, el presidente y todos sus acompañantes retornaron en tren a San Antonio Oeste y de allí en barco nuevamente, hasta el Puerto Militar de Bahía Blanca. La parte final del largo recorrido, entre Bahía y la capital de la República fue realizada en tren, para llegar a Plaza Constitución el día 21 a las 23,55.
Culminaba así un largo recorrido por el Territorio Nacional de Río Negro, cuando faltaban muy pocos días para el Centenario de la Revolución de Mayo y casi todos los espíritus de elevado criterio estaban expectantes de las grandes celebraciones.
“La nota sobresaliente del viaje anfibio –escribió un ignoto periodista en “Caras y Caretas”- la constituyó la presencia de 50 pesquisas que, escalonados a lo largo del convoy presidencial no dejaron de anotar en sus carnets toda palabra que remotamente pudiera herir la susceptbilidad del augusto viajero”.
“A más de los 50 ‘pescaos’, el comisario Vieyra Latorre, encargado de la intangibilidad del presidente, reforzó las líneas defensivas con 25 chafes de particular”, añadió el periodista, y cabe agregar hoy que la cuestión de la seguridad del presidente Figueroa Alcorta era un problema de Estado ante la creciente ola de atentados de sectores radicalizados del campo popular, como lo eran los anarcosindicalistas. Por esa misma razón en las semanas previas al 25 de mayo se realizaron, en Buenos Aires, “razzias” y detenciones masivas de personas de “conducta sospechosa”. Aquí en Río Negro no se detectaron sujetos que pudieran poner en peligro la integridad del ilustre visitante.