miércoles, 15 de septiembre de 2010

La estación de trenes de Patagones, un sitio pleno de historias y nostalgias

Del bullicio de aquellos tiempos, cuando llegaban varios trenes por día, al silencio triste de la actualidad; un lugar emblemático de Carmen de Patagones, que debe revivir.
La vida social y comercial de Carmen de Patagones tuvo una bisagra en abril de 1922, porque para esa fecha comenzaron a llegar regularmente los trenes de la empresa británica Ferrocarriles del Sud. Antes, en noviembre de 1921, todos los habitantes de Patagones y la región, incluyendo por supuesto a Viedma, habían festejado con enorme alborozo la llegada de la primera formación de prueba, encabezada por la locomotora inglesa Beyer Peacock, fabricada en Manchester en 1901, bajo la experta conducción del maquinista Juan Cambetta.
Ese humeante, estrepitoso y potente aparato, una máquina de tipo ténder de tres ejes, rodado 2-6-0, clase 7-B para el Ferrocarril del Sud, fabricada por los talleres ingleses dentro de una partida de 28 unidades similares, numeradas 3071 al 3098 de la cual le tocó en suerte a Patagones la 3096 el viaje de prueba de las vías, es la misma que periódicamente restaurada se conserva sobre una plazoleta del boulevard Juan de la Piedra.
Allí, enfrente del Monumento al Ferrocarril (donde desapareció la placa alusiva y falta una cartelería informativa), se encuentra la estación de trenes que el Ferrocarril del Sud construyó entre 1922 y 1925, con las mejores comodidades de esa época, sala de espera general, sala de espera para señoras (con baño interno), sanitarios para caballeros en el exterior, oficina y vivienda para el jefe, boletería y sala de telégrafos, depósito de encomiendas y amplio alero de resguardo; todo con el cerramiento correspondiente con empalizada de hormigón.
Esa típica construcción ferroviaria rural, sobre un modelo pre establecido por la administración británica que eficientemente conducía mister Arthur Coleman, hoy muestra el deterioro del paso de los años, con paredes descascaradas y rajaduras peligrosas. El organismo propietario del inmueble es la Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial, que todavía no resolvió si los trenes podrán cruzar algún día los medanos que tapan las vías desde Stroeder hacia Cardenal Cagliero.
Pero, independientemente del reducido movimiento ferroviario, es urgente que se establezca un convenio de recuperación de ese valioso edificio por parte la Municipalidad, para instalar allí actividades comunitarias tales como talleres culturales y de manualidades, realización de exposiciones, espectáculos etc. El sitio debe contar, además, con una muestra fotográfica permanente relativa a la historia del ferrocarril.
No es admisible que un lugar de tanta tradición, esa sala de espera y ese anden en donde transcurrieron tantas historias familiares, ese espacio de encuentros y despedidas a veces tan emotivos, hoy esté silencioso y abandonado.