miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Cerro de la Caballada, a la espera de mejoras prometidas hace mucho

En 1927 (arriba) apenas terminada la construcción del monolito; y en este 2010, un sitio abandonado la mayor parte del año, sólo frecuentado por enamorados y aerobistas
“Sobre el promontorio del Cerro de la Caballada se levanta el monolito rosado que recuerda el hecho del 7 de marzo de 1827, como un mojón impertérrito de soberanía. Fue inaugurado hace más de 80 años, cuando se celebró el centenario del Combate de Patagones, y desde entonces, con heroísmo comparable al de los nobles defensores del puerto maragato, resiste los embates de los predadores de distinta índole: traficantes de bronce que intentaron desprender sus valiosas placas de homenaje y pintores de grafitis urbanos (uno cree que se trata de adolescentes mal enseñados) que se empeñan en dejar allí el testimonio de sus amores y desvelos”.
El párrafo anterior fue publicado en marzo de 2008, en una nota de esta misma serie que intentaba alertar sobre el descuido de los sitios emblemáticos de la historia de Patagones. Nada ha cambiado en estos últimos dos años, las autoridades y las instituciones sólo se acuerdan del cerro y de su obelisco cuando se aproxima la conmemoración histórica; durante el resto del año sólo es frecuentado por enamorados, practicantes de aerobismo, algún turista y cazadores de imágenes. Por suerte se interrumpieron las “travesuras” de los amantes del moto cross, que usaban el faldeo del promontorio para hacer rugir sus máquinas y estropear la ya raleada vegetación autóctona.
En agosto de aquel mismo año 2008 el intendente Ricardo Curetti anunció que estaba aprobado un presupuesto de 250 mil pesos, de la Dirección Nacional de Arquitectura, para trabajos de puesta en valor del cerro de la Caballada. Se trata de un proyecto del que comenzó a hablarse por 1997, en tiempos de la gestión del intendente Magdalena Ramos, con el propósito de parquizar el predio, dotarlo de iluminación y cartelería, instalar un mirador con bancos y baranda de prevención y, también, la construcción de una vivienda para un cuidador permanente.
La visión panorámica del valle inferior del río Negro y de la dos ciudades hermanas que se obtiene desde lo alto del cerro es incomparable, es un verdadero balcón natural que lamentablemente no se explota como un atractivo turístico. El valor histórico del sitio no puede ser olvidado, tampoco, y en el lugar podría armarse una infografía gigante con el desarrollo cronológico ilustrado del combate naval y terrestre de marzo de 1827. También es posible montar un circuito de interpretación de la fauna y flora regionales, donde los admiradores de los pájaros pueden quedar sencillamente maravillados.