jueves, 20 de mayo de 2010

Hechos ocurridos en los 25 de Mayo en la Comarca de Patagones y Viedma

No hay registros sobre las celebraciones de los 25 de Mayo en Carmen de Patagones o Mercedes de Patagones (actualmente Viedma) allá por la mitad del siglo 19. Es posible suponer que se trataban de actos modestos, pero con entusiasmo patriótico, en donde no faltaban formaciones y desfiles de efectivos uniformados, acompañados por demostraciones de música y declamación.
Pero en coincidencia con esta magna fecha patria se producen hechos de interesante significación para el progreso de estas poblaciones sureñas.

El Palacio Municipal de Viedma
Se trata de una emblemática construcción, ubicada enfrente de la plaza San Martín, que señala el impulso de la reconstrucción de la antigua Capital del Territorio Nacional de Río Negro, destruida por la inundación del invierno de 1899.
En la fundamentación del proyecto de declaración de Patrimonio Histórico presentado por el senador nacional Luis Falcó (en el 2003) se puntualiza que “a partir de la inundación, desde 1900, las reuniones de la Municipalidad se efectuaban en un edificio de armazón de madera forrado con chapas de zinc en el lote que hoy ocupa el Correo Argentino sobre la calle Rivadavia. Allí en la sesión del Concejo Municipal del 5 de abril de 1906 Don Juan Balda mocionó la construcción del edificio municipal en el terreno que antes de la inundación ocupaba, actualmente San Martín 263, la que fue aprobada por unanimidad. El edificio del Palacio Municipal fue diseñado por el Agrimensor Municipal Guillermo Pragne en 1906, y construido por Pedro Colombo. Comenzado en mayo de 1907 mediante un acto en el que se colocó la piedra fundamental y fue finalizado en 1909. La inauguración se llevó a cabo con grandes festejos el 25 de mayo de 1910, coincidiendo con el año del centenario de la Revolución de Mayo”
El edificio municipal de Patagones
Un prolijo estudio realizado por el arquitecto Fernando Córdoba informa que fue el 20 de abril de 1882 cuando algunas personas de Carmen de Patagones lanzaron la idea de construir un edificio que albergara a las autoridades municipales, que desde 1854 cuando se había creado la municipalidad funcionaba en una casa alquilada. La iniciativa fue aprobada en sesión de la Corporación Municipal del 5 de junio de 1882, pero hubo diversos problemas para obtener los fondos necesarios.
Por eso la piedra fundamental del actual edificio se colocó finalmente el 30 de agosto de 1885, los trabajos se iniciaron a principios de setiembre con un presupuesto de cinco mil pesos y culminaron en el mes de abril de 1886.
Esa primitiva casa municipal comprendía un zaguán al que se abrían las puertas laterales de dos grandes salones: el de la izquierda es el que actualmente ocupa el Intendente Municipal y el de la derecha se usa ahora para la secretaría y presidencia del Honorable Concejo Deliberante.
En los primeros años del siglo 20 se hacen las primeras ampliaciones, para dotar a la casa municipal de las comodidades que el funcionamiento del gobierno comunal exigía. El 12 de agosto de 1903 se compra el reloj que se instalará en una torre elevada sobre el frente. En 1910, como adhesión a los actos del Centenario de la Revolución de Mayo, se construye e inaugura puntualmente para el día 25 el bello salón de actos y de sesiones del Honorable Concejo Deliberante. En aquella oportunidad el recinto fue equipado con las hermosas arañas de caireles que siguen iluminando con reflejos de cristal la sala municipal más importante , que fue muchas veces el escenario apropiado para actos sociales y culturales, tales como bailes de carnaval, conciertos de música popular y hasta algún casamiento, con la debida autorización del Intendente.
Durante casi cinco décadas el Palacio Municipal de Patagones permaneció sin cambios, muchas fotos de los años 30’ y 40’ muestran su frente de estilo clásico, como una joya antigua en el marco de una ciudad de fecunda historia.

Teatro Garibaldi de Patagones
El Teatro Garibaldi, inaugurado el 24 de mayo de 1910, es un legítimo orgullo para Carmen de Patagones. Es la sala de espectáculos más antigua, y en funcionamiento, de toda la región.
En la geografía urbana de la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires su edificio se distingue por sus dos torres, coronando el frente de estilo neoclásico donde se destacan un juego de relieves, con las leyendas “Opera” y “Comedia” que no dejan lugar a dudas sobre el destino para el cual fue construido.
Siete pilastras sostienen el frontis y enmarcan la arcada principal que hoy, lamentablemente ha sido reformada con respecto al diseño original. Por suerte hay una serie de detalles que se conservan perfectos, tales como las dos máscaras bufonescas que se asoman a ambos lados del pórtico.
Para recordar la fundación de la sala, hace casi 100 años, se tomaron algunos párrafos de un artículo del periódico “La Gaceta”, de setiembre de 1922.
“La creación del teatro Garibaldi no fue una obra fácil, pues la operación implicaba un desembolso importante en metálico, muy superior a las reservas de la caja social. Sin embargo la audacia de los unos, la constancia de los otros, la generosidad de todos, hicieron tabla rasa de la dificultades y el teatro se construyó”, dice la crónica.
Agrega que “todos los vecinos antiguos de Patagones recordarán sin duda alguna la construcción de madera, el galpón diremos así, que ocupaba el sitio donde hoy se levanta la sala del Garibaldi. Bien, cada renovación de comisión directiva traía consigo la cuestión del local, derrumbar ese maderamen para levantar un edificio digno de la colectividad era una aspiración de todos los italianos...”
Detalla después que la comisión que en 1909 comenzó a regir los destinos de la entidad, encabezada por Ambrosio Rucci, puso manos a la obra. El presupuesto inicial era de 18 mil pesos, pero en caja sólo había seis mil. Para juntar el faltante se vendió en dos mil pesos un terreno de la Asociación, se consiguió un préstamo por la misma suma del señor Enrique Mazzini, y con garantías personales de Rucci y del tesorero de la institución, Victorio Sprignolo, el banco otorgó un crédito por otros dos mil. Así se reunieron 12 mil pesos, mientras que la diferencia se obtuvo con otras colaboraciones, como las donaciones de materiales.
Sigamos con el artículo de “La Gaceta”. “La obra se empezó a construir en el año 1909 siendo su empresario el señor José Cichetti. No será necesario recordar las luchas y alternativas que tuvo la operación, ni las fuertes contrariedades que más de una vez ocasionó a sus bien interesados iniciadores; pero con ellas y a pesar de ellas, venciendo los escepticismos y recelos, el flamante teatro abrió sus puertas al público la víspera del gran Centenario Argentino, esto es el 24 de mayo de 1910”.
“La inauguración se efectuó con una gran velada, dirigida por el señor Eduardo Vázquez quien puso en escena la divertida comedia titulada ‘La cuerda floja’ que obtuvo un éxito remarcadísimo, lo mismo que otros selectos números de canto y música con que se amenizó el acto” relata también la publicación.

La Galera de Mora
En 1881, cuando se realizó el primer censo oficial de la provincia de Buenos Aires circulaban por ese territorio un total de 150 mensajerías, lo que señala la importancia de esa organización de servicio que llegaba a los muchos pueblos que por entonces todavía carecían de vinculación ferroviaria. Según el mismo relevamiento esas empresas contaban con 262 carruajes, nada menos que 10.998 caballos y daban empleo fijo a 935 empleados. Lo que se dice una verdadera industria de servicios.
En ese marco se desenvolvía Marcos Mora, empresario de este rubro del transporte, que el 25 de mayo de 1885 llegó por primera vez a Carmen de Patagones y siguió realizando viajes hacia y desde Bahía Blanca hasta 1913. En ese año el ferrocarril del Sur llegó a la estación de Stroeder y los 80 kilómetros finales de recorrido empezaron a cubrirse en los incansables Ford, modelo “T” al principio y modelo “A” más tarde, reemplazando así a la galera.
Para entonces Mora ya tenía más de 60 años y seguramente estaba bastante cansado de tanto trajinar los caminos. Demás está decir que el mayoral y patrón de la galera encabezada personalmente cada viaje, haciéndose cargo de cualquier inconveniente que pudiera surgir. Retirado de esta actividad Marcos Mora murió en Escobar en 1928.
En su libro “Remembranzas” el escribano y cronista Francisco Pita describió las dificultades de los largos itinerarios de la galera de Mora.
“El viaje de Bahía Blanca a Patagones era una verdadera odisea, por unos caminos intransitables –escribió Francisco Pita- A pocas leguas de Bahia empezaba la ‘vía crucis’ al tener que cruzar los salitrales donde se encajaba la galera hasta los ejes y había que aligerarla, bajándose los pasajeros, que eran transportados de un islote a otro en los caballos de los cuarteadores. Luego se repetía lo mismo para poder pasar los médanos de Romero, que los pasajeros debían cruzar a pie; después en la balsa el río Colorado y luego en bote los zanjones de ese mismo lugar”.
“El viaje duraba tres días e n invierno y dos íntegros en verano. Con todo era un gran adelanto, que siente se estaba más seguro que por mar y además había un itinerario fijo y permanente” añade Pita.
El trayecto estaba no solamente matizado por los accidentes geográficos o del clima, también de tanto en tanto había un entrevero entre el mismo personal de la mensajería, con algún viajero medio chusco o mal tomado, y a veces la aparición sobre la huella de algún grupo de jinetes mal entrazados y con malas intenciones. En esas circunstancias Mora sacaba a relucir su revolver y su carácter aguerrido, para superar alguna intimidación.
(Se tomaron materiales de la serie "Perfiles y Postales" en radio y en las páginas del diario Noticias de la Costa. Trabajos originales del responsable de este blog, Carlos Espinosa. Se ruega citar la fuente si se realizan reproducciones o referencias)