martes, 18 de noviembre de 2008

Arsenio Martínez, fundador del peronismo en Carmen de Patagones



Nació en Bahía Blanca y allá inició su larga trayectoria ferroviaria, primero como empleado del Ferrocarril del Sur. Hacia fines de 1943 pidió el traslado a Carmen de Patagones, aquí se estableció y desde hace más de 60 años vive en la calle Yrigoyen al 200.
“Siempre trabajé en el ferrocarril y en el comercio, con un negocio que teníamos primero en la calle Mitre, junto con mi hermano Nieves; después en la esquina de Italia y Suipacha, fui viajante hasta Jacobacci, para la venta mayorista” comenzó su relato, en la tranquilidad de su hogar, acompañado por su esposa y uno de sus hijos.
“Cuando el coronel Perón empezó con las transformaciones del país desde la secretaría de Trabajo nosotros vimos, desde la Unión Ferroviaria, que había la posibilidad de un cambio”.
“Ya en 1945 empezamos con el médico doctor Carlos Tessari la organización del movimiento que se llamaría justicialista, el primer lugar de reunión era un centro independiente que teníamos enfrente del muelle, en la zona del puerto. Con nosotros estaban también el ingeniero Luis Pappini, que era director de la chacra experimental; Francisco Agostino, que tenía casa de comercio; un grupo de maestros entre quienes recuerdo a Raúl Pozzo Ardizzi y Hugo Gayone, que sería después concejal municipal, Mario Uicich, primer secretario peronista del Concejo Deliberante; Atilio Ieracitano, otro comerciante; el bioquímico Hugo Mezzelani, y otro grupo de buena gente”, recordó también.
Casa por casa, chacra por chacra
Los comienzos del peronismo no fueron fáciles en una población de antigua prosapia radical como Carmen de Patagones, y así lo tiene presente don Arsenio. “Fueron tiempos duros al principio, hubo que recorrer casa por casa por los barrios más humildes y meternos en los campos, chacra por chacra. Como éramos un grupo de jóvenes sin experiencia en la política no nos conocían, y además tampoco teníamos recursos. Fíjese que para salir al campo nos prestaban un Jeep de un muchacho que trabajaba en la Experimental y andábamos desde las seis de la mañana hasta la diez de la noche. Había muchos extranjeros, inmigrantes que no votaban; y gente que tenía otro pensamiento político”.
“Patagones estaba muy mal en aquel tiempo, vivía del campo y de los pocos comercios, de los pocos empleos del Estado; después vino la pesca del cazón, que duró escaso tiempo. Pero para los pequeños productores del campo las cosas eran duras, los grandes acopiadores de cereales hacían su propio negocio, acaparaban y les pagaban a los chacareros lo que ellos querían, con cuentagotas. El cambio empezó cuando Perón creó la Junta Nacional de Granos y se le empezó a pagar el precio justo, en término, con la retención de apenas el 10 por ciento. Otro cambio importante fue el plan de colonización, con la entrega de tierras a los colonos, que incluía su casa propia, para que pudiera vivir en forma decente. Hasta ese momento los campos eran fiscales o había dos o tres grandes terratenientes. Yo tengo guardada la lista de los primeros chacareros adjudicatarios de la tierra, en 1950.”
En la Municipalidad
Arsenio accedió a una banca como concejal municipal en las elecciones de 1948 y estuvo casi dos períodos, hasta el golpe militar de 1955; a partir de 1953 fue presidente del cuerpo. Fue activo colaborador de los intendentes Tessari, primero, y después de Francisco Andisco (ingeniero, había llegado como director de la Chacra Experimental) Trabajó muchas horas en el Honorable Concejo Deliberante, y como ese puesto no recibía ninguna remuneración siguió con sus labores en la estación ferroviaria, que ya para entonces pertenecía al Ferrocarril Nacional General Roca.
De la labor municipal de esa época destaca la tarea en acción social. “Con la asistencia de la Fundación Eva Perón se hizo mucho, cubriendo las necesidades de los barrios que comenzaban a crecer. En materia de salud pública el doctor Tessari realizó mucha obra, porque siendo médico le daba importancia esencial a la atención sanitaria de la gente. Se construyeron los edificios para el Centro Materno Infantil, el Polivalente y el Centro Psiquiátrico, sobre la calle Dr. Baraja; y también en ese tiempo se comenzó la construcción del nuevo hospital, que se terminó años más tarde”.
También recuerda que siendo gobernador el teniente coronel Domingo Mercante, entre 1946 y 1952, durante la gestión del mismo intendente Tessari, se construyó el primer conjunto de viviendas populares llamado Barrio Obrero, en proximidades de la estación del ferrocarril.
“Eran casas de primera calidad, tipo chalecito, con pisos de parquet y todas las instalaciones sanitarias, equipadas con cocinas tipo económica a leña, un verdadero lujo para gente que hasta ese momento posiblemente vivía en condiciones muy precarias, trabajadores que de otra forma no hubiesen llegado nunca a una vivienda digna, fue una gran obra de Mercante y de Perón, por supuesto” sostuvo, al respecto.
“Otra obra importante fue la construcción de los silos cerealeros en Stroeder, para que la Junta Nacional de Granos pudiese cumplir su función de acopiadora en beneficio de los productores” añadió, remarcando que “hasta que llegó Perón las grandes empresas eran todas extranjeras, sobre todo inglesas”.
Destacó también que “Patagones todavía le debe un reconocimiento al doctor Tessari, por todo lo que hizo por este pueblo”.
Recordó, asimismo, “algunas discusiones muy fuertes en el Concejo, como cuando lanzamos el plan para pavimentar 11 cuadras y hubo oposición de algunos concejales; porque decían que Patagones no se merecía ese tipo de obra”.
Corazón ferroviario
Arsenio transcurrió muchos años de su vida junto a las vías, desde épocas de los ferrocarriles ingleses “cuando se trabajaban 12 horas corridas y si había que quedarse fuera de hora no se reconocían horas extras ni nada”; después fue protagonista de la épica nacionalización de los ferrocarriles en 1948 y reflexiona, con tristeza, que “la destrucción del servicio ferroviario, que comenzó con la caída de Perón, fue una de las mayores desgracias que le pasó al país”.
Con exacta precisión recuerda el intenso movimiento de la estación de Patagones, con los números de los servicios: “el tren 45 iba para Bariloche, todo dormitorio, y el 46 era el de vuelta, tres veces a la semana; los 37 y 38 eran los locales, de Bahía Blanca a San Antonio Oeste, que corrían también tres veces por semana; y había un servicio diario de Patagones a Bahía Blanca; y estaban los trenes de hacienda, a veces dos veces por día; y los del trigo, había muchísimo movimiento, hasta cuatro trenes diarios, y por eso en total en Carmen de Patagones tenía como 200 empleados del ferrocarril, con la colonia para el personal soltero. Las maniobras de carga y descarga, de movimiento de vagones, se hacían a toda hora, durante todo el día. Se trabajaba mucho.”
Tras el golpe militar contra el gobierno peronista, en septiembre de 1955, Martínez fue dejado cesante de su puesto de auxiliar “con una nota en la que me decían que me echaban por la simple razón de haber sido simpatizante del peronismo”. Pasaron varios años y la Unión Ferroviaria, su gremio, consiguió un retiro para todos aquellos que habían sido despedidos por persecución política.
En tiempos del gobernador peronista Victorio Calabró (1974-76) Arsenio fue designado, por la Zona Sanitaria con asiento en Bahía Blanca, como administrador del Centro Materno Infantil. Con la nueva caída del justicialismo y la irrupción de la dictadura militar este organismo fue clausurado por la provincia y él fue obligado a pasar a la planta de empleados municipales. “Pero yo le dije a (el secretario de Gobierno) Antonio Larrañaga, yo voy a la Municipalidad pero no voy a hacer nada, y en efecto no hice nada durante varios años, hasta que me jubilaron”.
El paso de Evita y Perón
“Claro que me acuerdo, yo trabajaba en la estación y llegó la orden de que se tenían que cerrar los portones de acceso, para que no entrara nadie a la zona de los andenes, por seguridad” dijo Arsenio cuando el cronista le pidió que contara de aquella anoche de principios de 1950 cuando pasó el tren que llevaba al presidente Perón y su esposa Evita hacia Bariloche.
“Pero nosotros (el personal ferroviario) no hicimos caso y dejamos que la gente se metiera por todas partes, cuando el tren paró todos pedían que salieran ellos a saludar, y se asomaron un ratito, yo creo que Evita ya no estaba bien, salió a un balconcito envuelta en un poncho, me acuerdo muy bien. El tren era uno moderno, un coche motor, que habían traído en aquella época”
La pasión por el peronismo y sus ideales sociales, inalterable aún con el paso de los años, está acompañada por su afición inclaudicable con tres divisas deportivas que lo marcaron desde la juventud: Boca Juniors en el orden nacional, Olimpo en lo regional y el desaparecido Emilio Mitre en el ámbito local. Ya con un pie en la puerta, cuando despide con enorme amabilidad la visita periodística, apuntó “me dio una enorme tristeza cuando se liquidó a Mitre, después de tanto esfuerzo para levantar el gimnasio y reconstruirlo cuando el viento lo voló, yo no estuve de acuerdo con la fusión, pero… bueno, son cosas que ya pasaron”.